Ser Psicológico.

Nuestra personalidad e integridad humana está constituida de aspectos personales muy propios como son los semblantes emocionales, sexuales y espirituales.

El lenguaje: producto del desarrollo del pensamiento

Podemos decir que el lenguaje corresponde a la convivencia porque, aunque el individuo tenga ésta facultad de comunicación sin la posibilidad ambiental y social (contexto / relaciones humanas) para desarrollarlo no podría funcionar.

Psicología Empresarial.

Nos introducimos en la concepción de la marca como acción colectiva, pues de cierta manera parte de una identidad social, así como de la llamada psicología de masas.

El arte como estructura psicológica

La categoría de catarsis como categoría estética inmersa en la expresión y percepción de la obra, como medio para identificarse y construir o deconstruir al individuo de la sociedad contemporánea.

Psicoment y La Ciberpsicología

Los contextos y las relaciones entre los humanos y las maquinas se han modificado, dando a lugar la nueva era de la información y el conocimiento. Psicoment.com está más cerca de atender tus necesidades de salud mental, a través de estos nuevos medios de comunicación.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

SER PERSONA: HABLEMOS DE PERSONALIDADES...

DEPREDADORES Y PRESAS

- Psicópatas- 





El humano lleva por dentro cierta perversidad y esta perversidad hace, de unos u otros,  el arquetipo de un depredador social al desdoblar de una manera diferente y distinta la óptica del mundo. ¿Acaso somos la única especie que ataca premeditadamente y no por instinto? ¿Acaso existen individuos que, por naturaleza,  no son conscientes del dolor que provocan en los demás’?  O ¿por qué, algunos seres humanos, asumen el mal como un comportamiento natural? Thomas Hobbes, en su obra El Leviatán, piensa que "El hombre es un lobo para el hombre." Esta frase es la metáfora que indica al hombre, confuso monstruo,  capaz de realizar atrocidades y barbaridades, incluso, contra su propia especie. Sociólogos, filósofos, psicólogos y hasta investigadores (interesados en la neurociencia), se han preguntado al respecto y, aunque, pensadores como Arthur Schopenhauer, señalaran que el mal tiene un punto de partida incontestable: nosotros mismos o Friedrich Nietzsche, que va un paso más allá al poner el origen del mal no sólo en el ser humano, sino en la propia naturaleza; no dejan de representar, estos interrogantes,  matices de pensamientos que conducen a un problema interminable que, en ocasiones, da por relativo consecuencias a causas, de los actos humanos, que son injusticias y sufrimientos a otros.  Para el filósofo inglés, Thomas Hobbes, la conducta perversa en los humanos se puede demostrar desde la infancia, al simular algo que no es y que no se siente con actitudes de mentiras o,  al destruir a un ser vivo sin tener el más mínimo reparo.

Cuando un lobo, depredador, persigue a una liebre, al lobo no le importa en absoluto los sentimientos de su presa; no entran en su conciencia; por tal razón,  no sienten culpa, no siente un mal. Así mismo, existen algunos sujetos, inmersos en la sociedad,  que no son conscientes de la cantidad de sufrimiento que pueden infligir a los demás;  carecen de valoración moral y las consecuencias o causas de sus actos  nunca serán ni buenas ni malas. Son sujetos  que, desde el  psicoanálisis, obran con maldad y que a través de sus actos manifiestan pensamientos destructivos, son criaturas con  características anómalas  contra el sistema  y a “la moral.”  De hecho, se aclara que al hablar de perversión no es sólo hablar de lo sexual;  sino, también,  del actuar del sujeto que bien conoce y entiende la  ley pero que al mismo tiempo la cuestiona, la desafía y la provoca hasta el punto del no respetar la subjetividad del otro  y producir la experiencia de la angustia del lado de la víctima; sus actos resultan éticamente cuestionables. Entienden las reglas de juego, entiende las normas y conocen perfectamente el comportamiento pero nunca piensan en el sentir de los demás; por eso, no les preocupa el repercutir de sus acciones;  para Lacan, este tipo de comportamiento corresponde a un canalla que (ni siquiera amparándose en una determinada ideología) le gusta hacer el mal, “es el mal por el mal.” En este sentido, “el psicoanálisis sostiene que la decisión de un analista va a ser la de no dar análisis a un canalla, término con el que Lacan refiere a aquel que cree que sabe lo que es el bien para el otro, el perverso que se ubica en ese lugar de ser el que sabe del goce y, como sabe más que el neurótico, le va a enseñar a gozar.” (1) 

La psicopatía no tiene límites y se podría aproximar a un alma que puede actuar y desempeñar muchos papeles en el escenario de su propia vida, tiene un repertorio de conductas muy amplio  y logra pasar desapercibida ante las víctimas; suele ser confundida con la sociopatía, pero manifiesta ligeras diferencias, no siempre visibles para la población normal. Son sujetos depredadores en busca de presas… Juega con el imaginario de los demás, son encantadores y hasta complacientes con cierta empatía que siempre es falsa (si logras analizar con detenimiento verán que es sólo actuación dentro de juego sucio) pero, en gran mayoría, las personas no profundizan y no se toma el tiempo de ir más allá de la fachada,  les pareciera más importante la forma que el fondo de la imagen que ven en los sujetos. Sólo los mueve su propio interés y pueden llegar a simular, “no a sentir”, amor, compasión, solidaridad, ternura, sentimientos de amistad;  sólo hasta conseguir sus objetivos. Son” lobos con piel de cordero.” Pasan la vida, aparentemente, sin darle importancia a las cosas, manteniendo un hermetismo y vanidad conveniente, son seres que les cuesta cumplir con ciertas obligaciones y compromisos pero, a su vez,  quieren destacar lo más rápidamente; por tal razón, usan a los demás como escaleras de ascenso. Para el psicópata,  no hay nada raro en su forma de ser;  al contrario, el problema lo tienen los demás. No sienten ningún remordimiento de sus actos;  es más, para ellos,  el débil es un idiota que pide a gritos anular su voluntad para ser manipulado, para que le mientan, para explotarlo y atacarlo con desprecio ya sea en el área laboral, de sus relaciones personales, sexual, etc. 

Aunque la psicopatía se asocia a conductas delictivas, no siempre es así. De hecho, podemos encontrar rasgos psicopáticos en personas que nunca cometerían un crimen; no todos, necesariamente, tienen conductas violentas y el daño que  puedan causar a otros es un daño invisible y no tanto físico. Son incapaces de  ponerse en la piel de los otros. Nunca,  podrán entender cómo te sientes pero si pueden entender cómo piensas; sentimientos como la felicidad y la alegría jamás los van a experimentar, poseen total desapego emocional. Son incapaces de sentir amor pero aprenden a imitar el romanticismo (son muy promiscuos y suelen comparar amor con sexo). Cuando la víctima muerde el anzuelo y se enamora (irremediablemente) de este ser, aparece el lado más oscuro y en el nombre del amor inyectan el más puro de los venenos; las víctimas, por lo general, no saben lo que ocurre pero si perciben que hay un grave  problema. Un síntoma en la victima es la desestabilidad emocional; por tal razón, las personas, a veces, creen que es la victima la que tiene el problema porque el psicópata suele tener comportamientos muy camuflados y adaptados socialmente.

Los psicópatas, están donde quiera que exista una oportunidad y aunque  la psiquiatría, según el DSMIV (Manual de diagnóstico de Psiquiatría),  la considera un “trastorno” profundo de la personalidad no tiene cura y las terapias que implican programas conductuales no logran trascender con los psicópatas,  porque estas técnicas tiene bases emocionales que involucran la capacidad de experimentar o ansiedad o remordimiento o miedo y estos sujetos,  son incapaces de sentir emociones. Es irónico pensar que los psicópatas, siendo inteligentes, no puedan usar la inteligencia para controlar sus conductas; sin embargo, alguno afirmará que puede cambiar pero será  una respuesta superficial porque, en su interior, siempre se sentirá normal y rara vez cambian su patrón de conducta que gira a beneficio propio. 

Este trastorno de personalidad,  se caracteriza por sujetos con rasgos inflexibles y aunque,  el cine o la televisión nos han mostrado la cara más sangrienta  y retorcida de esta patología mental en personajes como: Hannibal Lecter a través de “El silencio de los corderos.”  Jason Voorhees de la serie de películas “Viernes 13.”O,  en torno a la perturbadora y sombría historia de amor entre Joe y Love  de la serie “You.” No podemos confundir la ficción que ha mostrado un perfil que no siempre es fiel a la realidad. La psicopatía,  habita en nuestra realidad  y marca un perfil muy característico en todo aquel que lo padece: Engañan, hieren y manipulan para lograr todo aquello que se proponen porque carecen de empatía desde su nacimiento y por tal razón,  es imposible que puedan acceder al dolor o la felicidad ajena. El  psicópata puede ser cualquier persona, tu amigo o amiga, tu vecino, tu pareja, tu jefe, tu hermano, tu hijo, tu madre, tu padre o, incluso, a la persona que vez cuando te miras en el espejo… Son, (como lo indica las raíces griegas de la  palabra psicópata sean: psykhe - alma, actividad mental - y pathos - emoción, sentimiento, sufrimiento -) un “Alma en sufrimiento.”


“Tengo todas las características de un ser humano: carne, sangre, piel, pelo. Pero ninguna sola emoción clara e identificable, excepto avaricia y aversión. Está ocurriendo algo horrible dentro de mí y no sé por qué. Mis sangrientas lujurias nocturnas están empezando a apoderarse de mí, me siento letal, al borde del frenesí, creo que mi máscara de salud mental está a punto de desmoronarse.”

-  American Psycho (2000) - Mary Harron


(1) De Stéfano. Germán G. Perversión - Psicopatía - Perversión – Psicopatía-Trastorno Antisocial. Recuperado de: https://www.aacademica.org/german.de.stefano/8.pdf


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 TRASTORNO NARCISISTA



La etimología de la palabra narcisista, proviene de Narciso, uno de los tantos personajes que habitan la mitología Griega; sin embargo, no existen escritos griegos que narren en particular este singular mito; así que, lo que se sabe de Narciso es a través del poeta romano Ovidio, quien se especializó en recolectar relatos mitológicos griegos y adecuarlos para la cultura de su época. 


Sin ser suficiente con el castigo que padecía la ninfa Eco por la diosa Hera, también debió padecer de enamoramiento hacia la espléndida belleza de Narciso (cazador joven y muy atractivo). Narciso, cruelmente se negó a aceptar el amor que sentía ella hacia él; la ninfa Eco (al sentir esa burla y desprecio) se retira a una cueva donde  decide que su mente y su cuerpo fueran consumidos por la melancolía. El fin de Narciso, estaba destinado desde la respuesta que el sabio Tiresias dio, sobre si el recién nacido tendría una larga vida: “Sí, siempre y cuando nunca se conozca a sí mismo.” Para el final de este mito,  existen dos versiones: La primera, donde Afrodita, hace que Narciso se enamore de su propio reflejo y se ahogue al mirar su rostro en el río; la segunda versión, donde Némesis, la diosa de la venganza, castiga el orgullo de Narciso en el inframundo, atormentándolo para siempre ver su propio reflejo en la laguna Estigia. El joven terminó muriendo de desamor...

Mitos como el de Narciso, permiten comprender  el lenguaje mitológico como herramienta para la indagación de fenómenos mentales; así que, a través de esos escritos fabulosos se anclan asuntos con relación a: La  vanidad, la melancolía, la soberbia, la locura, la muerte,  el odio, el amor, la sexualidad y a todo aquello que concierne al temible sinsentido de la vida o el destino. En el lenguaje mitológico, la existencia se desborda con las acciones y actitudes de sujetos que se  conjuga  en la diversidad de sus narraciones, dentro de contextos que conllevan a pensar en el humano no sólo como un ser racional sino también, como un ser mítico sujeto a múltiples interpretaciones.


El psicólogo francés Alfred Binet, fue el primero en emplear la palabra narcisismo para definir el fetichismo que toma la propia persona como objeto sexual; luego, a finales del siglo XIX, reaparece este concepto, por sexólogos, para describir la perversión sexual en la que el sujeto se ama así  mismo. S. Freud, definió inicialmente al narcisismo, desde una estructura patológica, como “una fijación así de la libido al cuerpo propio y en la persona propia, en vez de la fijación a un objeto.”(1) Después, relaciona este concepto a una serie de rasgos propios de la personalidad normal, como algo estructurado al psiquismo humano (todos poseemos ciertos rasgos narcisistas). Sin embargo, al comprobar que la libido era sustraída de los objetos externos para ser conducida al yo (característica esencial del narcisista) se adquiere un matiz patológico excesivo de psicosis que ya generan desórdenes de la personalidad, como el trastorno narcisista de la personalidad.

El trastorno de personalidad narcisista, se caracteriza por un patrón general de falta de empatía que tiende a devaluar a otras personas para poder mantener un sentido de superioridad, de adulación y de grandiosidad. El diagnóstico se realiza por criterios clínicos y quienes padecen de esta patología, también generan trastornos asociados a la depresión, ansiedad, personalidad histriónica, limítrofe o paranoide; son sensibles, son buenos para engañar y usar a otras personas para construir sus propios egos, tienen sentimientos de envidia y se molestan por las críticas de los demás, pueden contraatacar con desprecio, con saña e ira. El consumo de sustancias psicoactivas consigue convertirse, en algunos casos, el sostén para la vida de un narcisista. Las personas que padecen este trastorno de personalidad, irónicamente tienen fuertes complejos de inferioridad pero se proyectan, exteriormente, de manera arrogante y autocomplaciente; los narcisistas no aman las versiones reales de sí mismos; están enamorados de versiones que sólo existen en su imaginación y que consideran perfectas. Cuando  un narcisista se está aprovechando de una persona  piensa que le está haciendo un favor; es así,  como justifican sus actos egoístas y malvados. Son muchos los rasgos que caracterizan a la persona narcisista, algunos tipos que se detectan son: el narcisista seductor, el mártir, el dependiente, el impulsivo, el embaucador, el imaginativo(fantasioso), el sensible, el perverso; entre otros.  

El trastorno de personalidad  narcisista lo pueden padecer tanto mujeres como hombres; algunos tratamientos como la psicoterapia psicodinámica por medio de técnicas (características como la asociación libre o el análisis de los sueños) permiten favorecer el equilibrio sano entre la conducta y la mente de los sujetos que padecen de este trastorno; la psicoterapia conductual, puede reducir los problemas que surgen en la vida de un narcisista. Sin embargo, la actitud narcisista del sentirse con derecho  ávido  hacia el terapeuta hace de este trastorno un padecimiento complejo de tratar.




“Era como un gallo que creía que el sol había salido para oírle cantar.”
― George Eliot



1. Freud S. (1914) “conferencia introducción al psicoanálisis, vol.XVI.  pág 378. Ed Amorrortu.
https://bibliopsi.org/docs/freud/16%20-%20Tomo%20XVI.pdf




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lunes, 20 de septiembre de 2021

SER ESPIRITUAL: HABLEMOS DE ESPIRITUALIDAD...


PSICOLOGÍA POSITIVA O  POSITIVIDAD TÓXICA


La psicología se describe a sí misma como una ciencia que trata del estudio del análisis de la conducta y de los procesos mentales de los individuos; entender la mente humana,  implica entender el pensamiento que incluye, determinados contextos, funciones y procesos relacionados al lenguaje, la memoria, el aprendizaje, la percepción, las emociones y la voluntad. Lo anterior, con el propósito del conocer cómo somos y cómo actuamos de determinadas maneras. Como toda ciencia, la psicología, se vale de la observación; sin embargo, ¿cómo se observa un proceso mental? he ahí el meollo del interrogante;  pues, un proceso mental no se puede ver; lo que sí se puede,  es inferir que los demás tienen conciencia a través de sus comportamientos, de sus actos, de sus gestos, de sus miradas, de su lenguaje; pero, nunca, se puede entrar y observar directamente la conciencia de un sujeto. Nunca,  podemos ocupar la mente de otro ser humano. Por tal razón, es tarea del ser humano aprender acceder a su propia mente y esta tarea implica percibir y analizar la estructura de sus propios procesos cognitivos; es decir, el entender la organización y la forma que tiene la mente al momento de recibir, almacenar y procesar toda aquella información y sensaciones que llega del ambiente a partir de los datos que aportan los sentidos para así, permitir al humano percibir, interactuar y manipular, de manera coherente, la información del entorno para poder comprenderla y asimilarla dentro de la realidad.  

Todos estos procesos mentales, y entre estos el pensamiento, conllevan a tomar decisiones y resolver los problemas que se presentan en la vida cotidiana; ahora, para poder llevar a cabo estas acciones, la subjetividad (al percibir la realidad como el conjunto de factores y situaciones reales que la persona vive a diario) determina y describe la forma de visión que se tiene ante los acontecimientos que se están viviendo y, quizás, ciertas cuestiones tales como traumas del pasado resulten difíciles de superar como, quizás, ciertas circunstancias que, ajenas a la voluntad, impiden el avanzar y disfrutar de la realidad que se vive.

No todo lo que sucede y se planea en la realidad se somete a la persona y el hecho de haber presenciado, sentido o conocido algo o alguien, a través de la experiencia, pueden modificar la mente a partir del cómo esas circunstancias influyeron en la forma del conocer del sujeto;  al decir del filósofo español Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia.” Quizá, esta frase permita revelar que la realidad,  con situaciones adversas  y con situaciones favorables, interviene en los constructos que se forman en el pensamiento a través de vivencias u observaciones que luego se manifiestan en el comportamiento del individuo para adaptarse a una nueva situación.  Por tal razón, conocer la mente involucra el saber la relación que existe entre las ideas, el lenguaje, la emoción y la conducta. Las ideas (concepto o representaciones mentales vinculadas con las categorías de pensamiento) se expresan a través del lenguaje y la conducta; las ideas,  pueden ser elaboradas (a partir de un orden racional) voluntariamente en la mente o involuntariamente a través de un estímulo externo; de tal modo que, las ideas pueden  generar un estado emocional que influye en el proceso cognitivo o, también ocurre en sentido contrario, que las emociones generen ideas o pensamientos durante el proceso cognitivo; así que, las emociones y el proceso cognitivo están intrínsecamente unidos y en doble dirección. 

Usualmente, se entiende como  emociones las reacciones que el ser humano experimenta por medio de sentimientos como: cariño, envidia, celos, alegría, tristeza, pánico, ira; etc. Para los filósofos de la antigua Grecia, como Platón, en su obra la República, manifiesta las emociones a través de términos como el dolor o el placer y el exceso de alguna de estas emociones puede afectar la razón del hombre; por tal motivo, es deber del humano conseguir el placer sin la exageración. Por su parte, Aristóteles, piensa que las emociones son facultades emotivas que pueden trasformar al individuo  y afectar el juicio por medio de impresiones acompañadas de placer y dolor; para el filósofo estagirita, las emociones se asocian al amor, el odio, la envidia, la caridad, el temor, la confianza, la compasión, la crueldad, la cólera, la calma; etc. Respecto a las aportaciones de los estoicos, filosofía de vida, indican que las emociones pueden convertir a la razón en esclava como resultado de los juicios que el individuo tiene del mundo. Los estoicos, son considerados como los precursores en estudiar las emociones partiendo de una valoración cognitiva; además, del enseñar que el hombre tenía que vivir conforme a su naturaleza entre emociones disruptivas (miedo, tristeza, rabia) y constructivas (alegría, gratitud, esperanza, serenidad). 

Desde la psicología, los sentimientos son el resultado de las emociones como experiencias subjetivas y son relativos a una situación; ahora,  para crear un sentimiento, se necesita un estímulo y una o varias emociones dentro del proceso cognitivo. Por tal razón, los sentimientos, no son  semejantes entre las personas; es decir, un masoquista puede sentir placer al golpearse superponiendo el placer al dolor; por lo contrario, un individuo que no sea masoquista, sentirá  dolor y lo manifestara con rabia o tristeza. Según el psicólogo  Paul Ekman, existen 6 emociones básicas que son: Ira, tristeza, sorpresa, felicidad, miedo, asco; luego se suma una séptima que es el desprecio.  Posteriormente, la Dra. Gloria Willcox, parte de las emociones de Paul Ekman y construye la Rueda de las Emociones como herramienta para identificar los sentimientos y emociones específicas que experimenta el individuo en determinada situación.  De esta manera, conocer las emociones, permite al individuo no sólo a conocerse mejor así mismo; sino,  el disminuir los riesgos de desarrollar cualquier tipo de sintomatología asociada a la depresión y a la ansiedad; así que, al ignorar emociones, rotuladas como “negativas” que se manifiestan a través de frustración, rabia, tristeza, soledad, temor, duda...;  se puede desarrollar problemas de salud mental o incluso la enfermedad. Cuanto más se desea ocultar las emociones rotuladas como “negativas” más fuerte y más intensa se hace la guerra dentro de la mente y el no aceptar lo que se vive o vivió, como experiencia dolorosa e hiriente, hace más difícil el reconocer el problema ante la manera de actuar con los demás y ante los cambios que emerjan del estado físico. Rechazar o enmascarar los sentimientos “negativos”, porque hacen  débil al individuo, es la estupidez más grande del desfavorable y exagerado positivismo. Este positivismo nocivo o tóxico, se basa en negar las emociones o sentimientos que no se manifiestan como bien o bienestar en el sentir del sujeto y lo que hace es generar actitudes evitativas al eludir emociones o sentimientos como: la tristeza la ansiedad y el miedo; por temor del rechazo, crítica o humillación ante ciertos estilos de pensamientos que emplean y sostienen actitudes de falsa positividad. Es un hecho que, existe una interconexión entre lo que pensamos, nuestras emociones y nuestro funcionamiento físico; por tal razón, no se puede separar de la vida diaria el cuerpo de la mente y no se debe reemplazar las emociones "negativas" por emociones "positivas."; se trata es el aprender a identificar el cómo nos sentimos momento a momento para así poder descubrir, conocernos y aceptarnos por medio de patrones emocionales o conductuales.

Martin Seligman, psicólogo y escritor estadounidense, reconocido por ser pionero de la psicología positiva; expuso, que la psicología necesitaba dar, desde un punto de vista científico, pasos nuevos al estudiar todo aquello que hace feliz al ser humano.  No obstante, el término, propuesto por Seligman, de “psicología positiva” se ha convertido, al tratar de trasformar la realidad y al cambiar pensamientos negativos en otros más positivos, en el mayor sacrificio emocional al invalidar la auténtica experiencia emocional humana. Las emociones,  son un termómetro que advierte y protege al humano durante el proceso del existir en una realidad plagada de  circunstancias. El humano no sólo nace para ser feliz, el humano nace para sobrevivir dentro de un mundo que ha superado los 7 mil millones de personas; y las posibilidades, condiciones, ambientes, escenarios y contextos existenciales de cada individuo son tan diferentes que es hasta  irrazonable el negar las circunstancias del otro por medio de consejos o falacias positivas. El positivismo nocivo o toxico,  pone una venda en los ojos y pretende hacer ver las situaciones, las cosas o a las personas de un color rosa donde realmente no está el color rosa y estos consejos, que no son científicos sino puramente ideológicos, suelen ser promovidos por amigos, familiares, compañeros de trabajo  influencers, famosos de todo tipo, coaching o, algunos, psicólogos, que con las mejores intenciones, lo han promovido en pro de un bienestar y sin embargo, los efectos obtenidos han podido ser contraproducentes en algunas personas. Con la psicología positiva tóxica, no se puede pretender que la persona deseche los sentimientos negativos por no ser adecuados al contexto que vive o pretender que si  no se goza de una vida placentera es porque algo falla en esas dimensiones mentales que no permiten construir una buena vida. Coaching,  no es psicología y este término, en muchas ocasiones, es usado  de manera oportunista para nombrar actividades como: desarrollo personal y profesional, charlas de carácter motivacional, consejería, planteamientos filosóficos y existenciales o incluso terapias. 

Es importante comprender que el ser positivo no es un estado de ánimo es una construcción ideológica y la felicidad no se puede convertir en esa búsqueda incesante y frenética por evitar el sufrimiento o la sensación del fracaso; el ser humano,  posee un abanico de amalgama  emocional y es totalmente valido el sentir la tristeza, la frustración, la rabia, la ansiedad o la envidia;  y acallar estas emociones y sentimientos, es aniquilar esa parte del ser humano que nos recuerda lo imperfecto y lo vulnerable que se es en el mundo. Repetir frases hechas, como mantras, con muchas reflexiones esperando a que el universo confabule a favor y se cumplan todos los deseos; es negar las situaciones dolorosas y dañinas de la vida y es pretender ver la realidad con sólo un ojo. La psicología positiva, con técnicas aplicadas correctamente y desde los procesos cognitivos,  puede ser una experiencia útil, pero aplicada de forma irracional genera prototipos de  personas que, sin reparar los privilegios o suerte  que ha  tenido en sus realidades, se atreven a señalar y hacer culpables a quienes no le salen bien las cosas porque al parecer, para ese prototipo de personas “positivas”  el expresar las situaciones que no se ven o no se sienten bien es ser fuente de negativismo y malestar. La terapeuta y psicóloga británica Sally Baker, considera que el esconder las dificultades mentales tras máscaras de positividad tóxica, potencian los  síntomas de malestar en el cuerpo. "El problema de la positividad tóxica es que es una negación de todos los aspectos emocionales que sentimos ante cualquier situación que nos plantee un desafío", dice Baker.

Por consiguiente, conocer la mente no sólo implica el combate sino que sentencia al humano a la lucha contra sí mismo durante el tiempo de su propia existencia;  y el desconocer la mente, implica omitir los enemigos intangibles con consecuencias tangibles. Los tiempos del COVID, no sólo son una época atípica y extraña, son la ventana para advertir que el enemigo que vemos en los demás suele encontrarse originariamente en nuestro interior y “El hombre no tiene enemigo peor que él mismo.” Las emociones o sentimientos negativos no pueden ser ignorados, deben ser aceptados e identificados para saber reaccionar a sus manifestaciones  
fisiológicas como posibles amenazas; pues se ha demostrado que,  la intensidad y frecuencia de ciertas emociones puede afectar seriamente el organismo humano llegando a ocasionar en el individuo lo que se conoce como trastornos psicosomáticos; es decir, cuando lo factores mentales influyen a la iniciación o al empeoramiento de un determinado padecimiento físico. Conocer la mente, es experimentar todas las emociones del espectro y, desde el acto del pensar, ser consciente de cuál es la situación y la emoción que se está viviendo; identificar emociones negativas, permite al humano comprender lo que está ocurriendo, sin mirar para otro lado y sin la presión del sentirse bien en todo momento. Es validar en lugar de ignorar; por ello,  ser autentico trae consigo el reconocer y expresar el sentirnos mal y saber que esos sentimientos también pasarán.   
En consecuencia, cuando alguien te comparta su estado de ánimo negativo, en lugar de tratar de silenciar esas emociones con bombardeos de falacias positivas o prejuzgarlo de la tan mala suerte que se genera a sí mismo por no pensar en “positivo”; atrévase a escuchar; quizá,  es la mejor opción; porque, al momento de escuchar, se genera no sólo un mundo interpretativo sino que implica comprensión del asimilar lo que ocurre en la persona que se siente mal y, de este modo, el poder ayudar a esa persona.  Por tanto, se vale responder, a la pregunta ¿cómo estás?: estoy mal, me siento normal, no fue un buen día, no todo está bien, nada funciona...Porque, ya es suficiente la batalla que se libra en la mente del individuo, ante sus circunstancias adversas, como por sentirse mal y soportar el sentimiento de culpa que desean instaurar “los prototipos positivos.”

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ESPIRITUALIDAD Y PSICOLOGÍA


La dualidad cuerpo y alma ha sido el eterno secreto que ha tratado de resolver el pensamiento humano a lo largo de la existencia. Se llama dualismo,  porque son dos conceptos antagónicos pero a su vez  se afirman en una correlación independiente y hasta mística. Desde el ver filosófico, el cuerpo es corruptible y el alma imperecedera; así, se ejemplarizó en pensadores como Pitágoras, Platón, Descartes (…); entre otros, que decidieron afrontar esta dicotomía a través de métodos y procesos fundamentados desde la cognición de sus experiencias.
Estos cuestionamientos, de tinte existencialista, son los que impulsan al individuo a buscar respuestas ya sea por vías metafísicas, científicas, espirituales o psicológicas; todas con el propósito de calmar la necesidad de interrogantes con los que, de manera inconsciente se  pregunta de manera consciente.

Considerar la relación espiritualidad y psicología, no resulta una cuestión tan simple; mientras el primer término se inclina hacia una dimensión esencial y trascendental del individuo que implica la intención de experimentar y encontrar respuestas en estados especiales, más allá de lo humano en sus cuatro dimensiones: cuerpo, mente, espíritu, emociones; el segundo término - en su génesis psikhé,  “alma” y “logía, “tratado o estudio”- se centra en cuestionar las facultades operacionales de la psique del individuo y del cómo sus estados emocionales pueden ser afectados y a su vez afectar ciertas conductas comportamentales. 

La espiritualidad, como cuestión existencial, se oculta de la vida cotidiana e inquieta al humano adoptar y llevar prácticas  que generen posibilidades a una vida con más esperanza; también existen técnicas que emplean la meditación y permiten focalizar el pensamiento al lograr estados de mediación entre la naturaleza psíquica, la realidad y las emociones. El arte,  también es usado, por algunas personas, como una técnica para lograr estados sublimes y próximos a la indagada  espiritualidad;  la cuestión es no confundir, dentro del uso de cualquier práctica o técnica,  el sentido de la espiritualidad por el sentido de la moralidad; este último, se inclina hacia el desarrollo de “buenas” prácticas que permitan el bien para nosotros mismos y para los demás. Cuando a la espiritualidad le asignan cualidades tales como la compasión y la justicia como medios a un fin espiritual; se estaría, directamente, relacionado con prácticas que permitan desarrollar la virtud en el individuo y aunque,  estas prácticas pueden ser favorecedoras  entre las personas que la aplican u orientan; la cuestión es,  el no caer en estados de fanatismo usados para lucros personales que ofrecen el bienestar espiritual. Lo que parece claro es que la dimensión espiritual diferencia  al humano de los otros seres vivos. Las personas, tienen necesidades espirituales y, muchos individuos, desean el vivir y no sólo el existir dentro de una cadena bilógica planetaria pues, desean encontrar el secreto de esa paz interior anhelada. 

La relación espiritual y psicológica,  se considera, desde la psicología transpersonal, como continuación natural de la Psicología Humanista (Maslow, Rogers, Frankl y otros) y su objetivo (en sus conceptos y sus técnicas) es que los seres humanos busquen el sentido de sí mismos y trasciendan la relación con la realidad para identificarse con una conciencia mayor. A la psicología transpersonal, se fusiona el espiritualismo oriental que por medio de técnicas de relajación y autocontrol emocional permiten hacer más llevaderas ciertas patologías causantes de bloqueos emocionales, fallas del carácter o comportamientos adictivos; entre otros. Los caminos hacia la espiritualidad existen,  pero su búsqueda no es fácil para los mortales que la ansían más aún si estos mortales,  son guiados por otros mortales con cúmulos de errores desde su dimensión psíquica y espiritual. 

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domingo, 19 de septiembre de 2021

SER EMOCIONAL: HABLEMOS DE LAS EMOCIONES...


FUTURE FAKING  DE NARCICISMO 
-FALSIFICACIÓN DE FUTURO-



En la mitología griega y romana las personificaciones del destino se daba a través de tres hermanas hilanderas, que vivían en el Hades; ellas,  eran quienes confeccionaban el destino que luego entregaban a cada persona y según la longitud y tipos de hilo de esa confección, así sería la vida y duración que tendría esa persona con una parte de bien y de mal que llevaría a lo largo de la vida. De tal modo que, el destino o futuro pareciera que no fuera una casualidad sino, la consecuencia del  acto de hilar y de tejer de tres divinidades que reciben el  nombre de las tres Moiras o, para los romanos, las tres Parcas. La  cuestión es que la certeza o curiosidad del ser humano por saber o tener  control sobre el futuro los arroja, en ocasiones,  a realizar o tomar ciertas acciones que los hace pensar que pueden influir en lo que pudiese depararles la vida; sin embargo, lejos están del tener presente las circunstancias que, como parte de ese posible destino, trae consigo individuos que sin ser divinidades o parientes de las   Moiras o las tres Parcas son expertos en construir la falsificación futura o future Faking. 


El future Faking, consiste en crear falsas situaciones y falsas expectativas a las personas; en efecto,  es la estrategia más atroz, sádica y perversa utilizada por el narcisista. Consiste esencialmente en el hecho de que el narcisista te dice lo que te gustaría que sucediera en el futuro para que puedas hacer lo que él o ella quiere que hagas durante el presente; traza una serie de promesas que no tiene intención de cumplir y que, desafortunadamente, las mentes sanas y empáticas van a creer; así que, con un tono de  voz que suena muy entusiasta y con gestos muy sinceros en la cara, describen planes de proyectos de negocios, realización de empresas o en caso del  iniciar o tener una relación de pareja, un futuro prometedor y maravilloso que nunca va ocurrir porque, luego, de un tiempo, la actitud fría y distante comienza aparecer mientras los acuerdos o  encantos a un futuro, editado a lujo de detalles, desaparece entre telarañas o tierras movedizas y en donde,  la o las victimas siempre serán los responsables de la no realización de esos proyectos; es decir, aparte de victimas serán culpables del cancelar o boicotear cualquier momento o proceso que conllevara a ese extraordinario futuro; es importante comprender que,  invariablemente, el narcisista es experto en realiza los giros de la culpa por medio de la confusión y tergiversación de los argumentos para que la víctima dude de su propio criterio, se sienta ansiosa, confundida o incluso depresiva y poder manipularla más facilmente; este método de confusión narcisista se denomina en psicología como "Gaslighting" o luz de gas; el origen de este  término proviene a partir del año 1938 a través de la obra de teatro británica que se llamó Gas Light; el argumento, de esta obra, cuenta el propósito del esposo al querer convencer a su mujer de que está loca por medio de maniobras que la hicieran dudar de su memoria, estado racional  o de lucidez mental. 

Es importante comprender que, los proyectos del  future Faking narcisista NUNCA tienen  intención de efectuarse porque,  si hay algo que define al narcisista es su nula capacidad de la verdad y COMPROMISO en todo sentido;  ahora, si llegara a constituir alguna promesa es sólo si,  luego del cumplimiento de la misma, él o ella sigue obteniendo algún beneficio a interés personal pero, siempre, a riesgo de la víctima que construye proyectos sin cimientos y que por cuestiones de leyes físicas tendrán que caer. Todo es un show en el cual los narcisistas, como siempre, son buenos actores. Su vida es toda una falsa promesa y esta estrategia, del  future Faking, le permite mantenerte a su lado como fuente de combustible emocional, económico y social a las personas que necesita. Así que,  para quienes  desean un futuro pacífico con posibles socios o un futuro económico que permita cierta seguridad  o quienes buscan la tan anhelada estabilidad emocional; el  future Faking, es el juego más  despiadado y hasta poderoso, que permite satisfacer sólo los deseos personales del narcisista mientras se descompone la estabilidad emocional y hasta económica de las víctimas que están dispuestas hacer los sacrificios necesarios, desde el presente, por el cumplimiento de ese futuro incierto. Con el  future Faking, el narcisista recopila y sopesa, en su nociva balanza, el valor de cada una de las acciones obtenidas de sus víctimas con el propósito del saber si están dispuestas a cumplir cada requerimiento, verificado en el ahora, por ese futuro que le gustaría que sucediera y que, por supuesto, no va a pasar; de este modo, el narcisista, puede identificar qué tan manipulables y frágiles son las personas que lo rodean para obtención sólo de sus beneficios personales.

Dentro del plano sentimental, el narcisista busca con el future Faking enganchar a la persona por medio de aspectos que sabe  puede ser vulnerable y en la medida que permita la sugestión más mágico será el futuro; por tal razón, puede comentar lo feliz que se siente y lo bien que será el poder  comprar una casa, tener hijos, viajar por países o paisajes de ensueño y construir grandes historias juntos. Además, van a desear ingresar al  círculo social  y familiar, de la persona que conocen o enamoran, para poder conocer, de primera mano, quiénes son los amigos, familiares y personas que en general los rodean; lo anterior, le permite al narcisista extender lazos a personas que serán sus próximos  flying monkeys o monos voladores; los  flying monkeys, es un término usado en la psicología para describir al prototipo de persona que va a orbitar en pro de narcisistas y psicópatas para avalar y dar credibilidad a todo lo que hacen y dicen y,  por supuesto, el rotular a la o víctimas como personas con serios problemas de actitud interpersonal. El narcisista, en su nociva balanza, siempre analiza y calcula  que tan beneficiosos serán los flying monkeys  por medio de las invitaciones que estos realizaran a restaurantes caros o a lugares con todo el lujo y las comodidades posibles; de igual manera, siempre se van a fijar qué tan rentable son las posesiones y posiciones de los flying monkeys  que les pueda permitir la obtención de beneficios personales; por tal razón,  el tiempo de duración de esta “amistad” o “camaradería”  con los flying monkeys,  es relativo según los interés del narcisista e invariablemente con consecuencias devastadoras para los flying monkeys.

Los flying monkeys, son reclutados por el narcisista con el  propósito del que se adapten a sus propios caprichos y necesidades; también, suelen ser usados para dar falsos testimonios en juicios que pudieran perjudicarlos; y,  en caso de rupturas matrimoniales o de pareja, es lamentable el uso de los hijos como flying monkeys para realizar denuncias falsas por malos tratos, violencia de género; etc. Lamentablemente, el narcisista no puede llevar una vida normal porque su personalidad, constantemente, parte de las múltiples máscaras que usa para cada situación como si fueran funciones que les permite desplegar esa aureola  de ser encantador y que lejos está la persona empática o de mente sana de imaginar  lo arrogantes y prepotentes que son. De tal modo que, si das con un narcisista que te describe un future Faking, lo mejor es alejarte y no luchar con esa alma oscura porque,  para este prototipo de personas, nunca todo o nada les será suficiente. Así que, resultaría más benéfico el aceptar la confección del destino descrito en la mitología, por medio de las tres parcas, que sufrir el desengaño de falsificación de futuro del vacío narcisista.

GHOSTING EMOCIONAL






La palabra fantasma (φάντασμα), para los griegos,  se asociaba a la aparición o manifestación  de algo con aspecto de ser real o inmaterial;  en muchas ocasiones, suele asociarse a la imagen de una persona fallecida que puede aparecerse a los vivos; de hecho, se escuchan tantos relatos sobre fantasmas que puede causar, en las personas,  la curiosidad o el  temor ante lo  desconocido que involucra lo sobrenatural y lo terrorífico. Para otras personas, los fantasmas no existen, no tienen una base en la realidad, y son simplemente una fantasía inventada por individuos que  pueden confundir la realidad con la ficción. Sin embargo, mientras la creencia o no creencia en la  existencia de fantasmas se ampare en la sin solución de continuidad entre escépticos y crédulos; la realidad del ghosting, supera los fenómenos fantasmagóricos o hasta espirituales, descritos en los cuentos y leyendas desde tiempos pasados. 

La práctica del ghosting, no tienen nada de paranormal pero sus acciones temibles son una alarma para permanecer recelosos ante este desagradable fenómeno que puede causar más daño y espanto, en la psique de un individuo, que la historia del fantasma de Sadako o Samara descrita en la novela de Koji Suzuki, y que  popularmente es conocida como la niña del “El Aro.” Aunque, el ghosting, se ha difundido más con la tecnología y con la llegada de las redes sociales como: Facebook, WhatsApp, Telegram o cualquier App usada para la interrelación social; es una práctica que siempre ha existido, no sólo ocurre durante el inicio o proceso de las relaciones de pareja;  también, suele darse, como un mal hábito entre amigos, compañeros de trabajo e incluso hasta dentro del núcleo familiar; por eso, te puede ocurrir con una persona que estás empezando a conocer o con una persona en la que confiaste por demasiado tiempo. Un tipo de ghosting, menos común, pero devastador es cuando un cónyuge desaparece después de años de matrimonio o el final inexplicable e inesperado de una breve relación romántica. 

Desde la psicología, el ghostear a alguien puede llegar a ser traumático porque se afecta principalmente a las emociones y para aquella persona que lo haya vivido o esté viviendo, los sentimientos que genera son de incertidumbre, frustración, culpabilidad, ansiedad y hasta dependencia a la utilización del celular por estar atentos al tener de nuevo contacto con él/ella ghosting. Este efecto “fantasma”, se asocia al comportamiento o la conducta de las personas que has visto, con cierta regularidad, y de repente  ¡boom! corta toda comunicación, creando la ilusión de haber desvanecido de la faz de la tierra y sin explicación alguna; lo anterior, puede originar un impacto emocional tan grave como para acabar en cuadros de ansiedad o de depresión en la víctima. Ahora, para que se dé el ghosting,  es necesario que exista una comunicación real y previa; es decir, que ya existiera una interacción y acuerdos entre las partes que se comunicaban; por tal razón, no se considera práctica ghosting el que no hubiese una comunicación fluida o interacción previa entre las personas; tampoco es ghosting el contacto o zona cero; el contacto cero es el límite que se pone a una persona manipuladora abusadora como mecanismo de protección. Entonces, para el caso de las personas que están interactuando con alguien, por deseo del entablar una amistad o una relación de pareja; existen tres prototipos de ghosting que suelen aparecer en escena:            

El primer  prototipo de ghosting, corresponde al sujeto que no es disponible emocionalmente, de  actitud inmadura, vacía, superficial y de espíritu cobarde; es una persona que tiene miedo de enfrentarse con la incomodidad emocional que pueda generar entorno a la persona con la que interactúa y  prefiere desaparecer, de manera intencional, sin explicación. Es el fantasma que prefiere (hombre o mujer) creer en su postura del ser simpático y simpáticamente desaparecer por miedo de confrontar situaciones difíciles que fracturen sus máscaras y revelen su realidad; así que, estos fantasmas consideran que el dejar en visto los mensajes, el no responder llamadas o el bloquear; es una manera aceptable de terminar las cosas ante las personas que hacía creer que tenía un buen vínculo emocional. Este tipo de 'ghosting' es difícil de digerir porque quien te lo hace no es cualquier persona, sino alguien en quien ya confiabas plenamente. Esto se siente como una traición al respeto y engaño a la confianza que se construyó durante ese tiempo de interacción con esa persona; por tal razón, es normal que la víctima de ghosting, sienta el vértigo ante cuestionamientos como: ¿hice algo mal?, ¿dije algo?, ¿hay algo malo en mí?  ¿por qué desapareció?... Para que te sientas bien, no hiciste nada malo, sólo contaste con la fortuna o la desfortuna de encontrarte con un fantasma en tu realidad no paranormal y, por supuesto,  no se tenía por qué sospechar de esa persona más aún, si existía, cierto vínculo de amistad o de relación  emocional, mental y/o sexual. Es importante comprender que el  ghosting, dice mucho más de la persona que te lo hace que de ti. Así que,  por muy doloroso que sea el proceso, es mejor dejar que esas personas continúen con sus mil caras de postura simpática;  hasta que, dentro de su proceso cognitivo, pueda reflexionar y decidir dar la cara para cerrar un ciclo que no tuvo un final real o para afianzar una muy buena relación sin repetir ciclos de ghosting. Algunas señales, de actitud, en estos fantasmas cobardes son:

- Reducen el tiempo para ver de nuevo a la persona.

- Usar la frase más usual: “estoy tan ocupado…”

- Sus respuestas se tornan más secas que el desierto de Sahara.

- Los mensajes son cortos y sencillos que no dan apertura al diálogo.

- Son evitativos al sentir que una relación se está volviendo cercana (en ocasiones, por baja autoestima o depresión, quieren evitar las críticas y la vergüenza, una razón para evitar una relación o la intimidad).

El segundo  prototipo de ghosting, corresponde al depredador emocional que usa esta estrategia narcisista, de tratamiento de silencio, para producir sentimientos de abandono que impacta directamente en la autoestima de la víctima. Es una forma silenciosa de agresión psicológica y de decir: “No tienes valor para mí.” Este comportamiento, es una total manipulación tóxica, puede usarse durante horas, días, semanas, meses y volver como si nada pasara o no volver de forma definitiva. El propósito de esta maquiavélica estrategia, es lograr crear vacíos, en la mente de la persona, por la ausencia de información y falta de explicación ante el súbito abandono; lo anterior, conlleva a la confusión y a la dependencia, ante la constante sensación de culpa, del sentir que son los directos responsables de esa malévola actitud. Esta clase de ghosting, ve las relaciones como un medio para obtener lo que quieren, poco importa los sentimientos de los demás. Lo único que les interesa es lo que pueden obtener de la persona que están manipulando; eso suele ser, sexo o regalos materiales, actos de servicio, y/o un cortejo extravagante. De este modo, se proyectan como personas difíciles de alcanzar o ghosting, desapareciendo a voluntad propia. Algunas señales, de actitud, en estos fantasmas de inframundo son: 

- Seductores y avanzan muy rápido al principio de la relación.

- Lanzan promesas de compromiso que nunca cumplen.

- Juegan con el imaginario.

- Mienten, son escurridizos y difíciles de precisar. 

- Coquetean delante de ti.

- Siempre mantienen sus opciones abiertas para tener sexo o salir con múltiples parejas.

- Se niegan a discutir, con argumentos, en la relación.

- Culpan y juegan a ser la víctima.

- No llaman o envían mensajes de texto primero.

- Te ocultan de amigos o familiares.

- Esperan que les leas la mente en caso de desaparecer y evitar la explicación.

- Emiten señal confusa, con el propósito del tener en órbita a quien ignora sin ningún contacto significativo.

Para este ghosting, depredador emocional, el compromiso es un estorbo; por tal razón, suelen ser promiscuos y el sexo o la intimidad no representan ningún tipo de vínculo emocional.  Es importante entender que, en una relación con un ghosting narcisista,  el tú-yo o el yo-tú no se basada en lo que un ser empático suele entender como amor. Estos ghostings, son succionadores de emociones y crean atmosferas de crueldad emocional que desde la psicología conlleva, a algunas víctimas, a la incapacidad para establecer nuevas relaciones amorosas por falta de confianza o de aceptación social a consecuencia de ese “shock o sensación de soledad para el corazón.” Los narcisistas, son los principales causantes de propagar la normalización del ghosting; para este prototipo de fantasmas, carentes de empatía, el realizar esta práctica es el tratar llenar, en vano, el hueco que tienen en su interior. Para Darlene Lancer (terapeuta especialista en relaciones y codependencia), las personas con patrones y características de codependencia o baja autoestima; son objetivos fáciles para estos ghostings narcisistas; pues, son más fáciles de dejarse seducir por la generosidad, las expresiones de amor, la adulación, el sexo y el romance; para luego entramarlos, poco a poco, a tolerar un comportamiento cada vez más egocéntrico y abusivo.

El tercer  prototipo de ghosting, corresponde al sujeto que usa las redes sociales para atrapar víctimas; al comienzo, la comunicación muy dinámica y siempre con la promesa de un próximo encuentro físico. Pero la curva del interés va bajando y cuando se cansa de la persona puede decidir bloquearla de todas sus redes sociales sin tener que dar ninguna explicación; para así, reemplazar ese contacto, descartado, por otro individuo. Aunque,  la relación es menos directa, que los dos anteriores ghostings, es de vital  importancia activar las alarmas para reconocer esta práctica de deshumanización digital que promueve una menor participación emocional, en quien práctica el ghosting, y un riesgo de manipulación y daño emocional para quien sufre el descarte.  

Está claro que, por mucho que pueda doler, a ciertos seres humanos, el romper con alguien algún vínculo de relación afectiva; no es válido, el avalar el ghosting para demostrar poder ante las personas como si estas fuesen meros objetos. El ghosting, como técnica de manipulación es cruel y despiadada al generar, en algunas víctimas, consecuencias devastadoras en lo que respecta a abrir heridas emocionales de abandono, rechazo, traición, humillación e injusticia. Cuando se ha sido víctima del efecto ghosting, es vital el admitir y sentir los sentimientos negativos que nacen ante a la pérdida (mientras se aprende a ser más  prudente emocionalmente); es importante, no replicar este tipo de conducta; el  promover y fortalecer la comunicación con los demás expresando lo que realmente se siente o se quiere es una disciplina de nunca olvidar y que siempre va a caracterizar a las personas empáticas; y, aunque duela el rechazo, es necesario enfrentar el proceso de la forma más racional; el aceptar que el fantasma se ha ido es más importante que saber el por qué lo ha hecho; así, se elimina el sentimiento de culpa que desean instaurar, esos fantasmas, en las mentes sensibles que logran manifestar, honestamente, el espectro emocional hacia los demás.

"El egoísmo no es el amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo."
- Aristóteles


EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN

EMOCIONES SINIESTRAS

Se dice que a los humanos los habita un lado oscuro y  que las personas pueden hacer cosas malas por conseguir estatus social, dinero, poder o placer sexual;  pero, hay quienes actúan mal porque sí,  porque eso es lo que son, causan daño porque o disfrutan sintiendo el dolor de los demás o no sienten el dolor de los demás, sus fines nunca justificaran sus medios y lo hacen sin razón alguna. Este prototipo de seres suele ser una mezcla extravagante de rasgos tendientes a la psicopatía, al sadismo, el maquiavelismo y al narcisismo. Son un perverso coctel de emociones retorcidas, una mutación cerebral que les hace incapaces de metabolizar o sentir emociones como: el amor, la compasión, la  bondad. Pero, son muy sutiles al estudiar detenidamente el cómo se comportan los demás y aprenden perfectamente a reaccionar simulando sentir sentimientos. 

Durante la historia, ciertas posturas religiosas y culturales, asignan este singular rasgo de personalidad a demonios encarnados para recrear la maldad que los anida. Sus víctimas, experimentan la destrucción de la mente por medio de situaciones caóticas, llenas de mentiras y manipulación. Estas personalidades trastornadas (o seres “endemoniados”) suelen ser difíciles de detectar, de distinguir o de comprender; por lo general, se disfrazan de personas encantadoras, carismáticas y hasta serviles. Sin embargo, hay sensaciones que los delatan; por ejemplo, cuando la fatiga, la incertidumbre y la confusión, entre otras enmarañadas emociones, se  manifiestan en la psique de las víctimas, mientras el perverso o la perversa generan la oscura aureola que hace ver al otro como el generador de los problemas.

Lamentablemente, sea por miedo o por ignorancia, a este tipo de conductas maléficas, las personas preferirán creer al perverso y a su coctel de emociones retorcidas que al evidente agobio de los vulnerados. Las víctimas, están tan desgastadas y se sienten tan hundidas en la miseria que no encuentran la salida de lo que es un juego para los seres “mata mentes.” Desgraciadamente, ese continúo hostigamiento que anhela destruir el autoconcepto de la víctima conllevan, en casos extremos, a tomar decisiones como: El dudar de todo y de todos (con respecto a sí mismo) que hace, se origine, un perfil de persona insegura que busca en el sufrimiento, el dolor y la culpabilidad, alicientes  para sentirse bien; asimismo, ven al perverso controlador como su protector, por el que se esmeran para ser su fuente de suplemento sexual o de asistencia inagotable. Otra vía de escape, es elegir el suicidio. La inducción al suicidio de la víctima,  es el mayor logro y satisfacción que obtiene la persona perversa porque disfrutan, sádicamente, de la desintegración del otro.

Estos entes, no sufren de remordimientos, no tienen sentimiento de culpa, pero saben perfectamente  diferenciar el bien del mal por las reacciones de los demás y por las consecuencias que ambas acciones generan entre las personas. Por tal razón, ejercen el mal naturalmente  y aunque saben que sus actos son socialmente considerados como malos, no lo conciben como tal. 

No todos llegan a ser criminales; sin embargo, la perversidad en estos seres, puede incitarlos a introducir conductas homicidas que asumirán, directa o indirectamente; tanto es así que para no usar sus propios medios, algunos de estos sujetos “maquiavélicos”, trasladan sus instintos a algo más terrible como la satisfacción del forzar a otros a cometer asesinatos. Son un perverso sistema de destrucción de conciencias con un perpetuo vacío interior y la única forma de no verse arrastrados hacia ese vacío es destrozando la vida de las personas. De ningún modo, serán capaces de simpatizar o preocuparse por el sufrimiento ajeno.

Como ejemplo de las características del coctel perverso, con habilidades de liderazgo y manipulación retórica, asociadas a uno de los eventos más devastadores de la historia humana; Adolf Hitler, político y militar alemán de origen austriaco, permanecerá en el imaginario colectivo como el mayor monstruo que la humanidad haya engendrado. Lo anterior, se evidencia en sus discursos, en sus actos y en las ideas que transmitió a través de sus escritos; que han permitido establecer algo semejante a un perfil psicológico. Aunque,  los pensadores no son culpables de la repercusión que lleguen a tener sus escritos, se atribuye a F. Nietzsche, filósofo alemán, el haber persuadido la ideología nazi a través de la conceptualización del “superhombre.” Sin embargo, es un tema muy discutible en tal relación entre Nietzsche y el nazismo; la cuestión es… si Hitler leyó a Nietzsche, lo entendió desde su apreciación y, quizá, descontextualizó las ideas manifiestas en la obra del pensador alemán “Así habló Zaratustra” para llevar a cabo,  la idea de la pureza de la raza y la superioridad étnica.


Para algunos especialistas, dentro del campo de la salud mental, este perfil de individuos o  entes (que mezcla la psicopatía, el sadismo, el maquiavelismo y al narcisismo), difícilmente puede tratarse desde alguna técnica terapéutica; pues su falsa personalidad siempre actuará como un espejo que hace parecer a los demás culpables e inestables ante sus posturas y terminar por proyectasen como los que están sufriendo estados de conmoción que les ocasionan los otros; no obstante, el debate existe entre quienes piensan que sí es posible de tratar psicológicamente a estos entes. Por otra parte, están quienes opinan, desde factores neurobiológicos, que estos individuos o entes pueden sufrir de lesiones en la amígdala y la corteza prefrontal, involucrada con el experimentar y expresar las emociones o los sentimientos; por tal razón,  es difícil que esta condición cambie al tratar de llenar ese vacío interior.

HOY NO SOY SUJETO - ESTOY MELANCÓLICO


“Creo que la melancolía es, en suma, un problema musical: una disonancia, un ritmo trastornado. Mientras afuera todo sucede con un ritmo vertiginoso de cascada, adentro hay una lentitud exhausta de gota de agua cayendo de tanto en tanto.”

Alejandra Pizarnik.



En el estado anímico, no sólo existen sentimientos de felicidad; la melancolía, llamada en la antigüedad  como enfermedad del alma, fue diagnosticada por Hipócrates, médico de la antigua Grecia, como un peso particular que se lleva en el cuerpo y su causa un exceso de bilis negra. Aristóteles, pensador ateniense, definió la melancolía como esa característica particular que tienen los individuos que se han distinguido en la filosofía, en la poesía y en las artes; a todos ellos, los habitó, según el pensador, una especie de fuerza que los llevó a la autodestrucción. Lo anterior, permite abrir el debate al relacionar la melancolía, con el genio y la locura o los delirios con la producción poética y el arte en general. De manera que, la melancolía resulta tan atrayente como confortable que puede llegar a ser recurrente y hasta permanente en el tiempo y espacio de la psique humana.

Hablar de melancolía en la actualidad;  es hablar de depresión, una mezcla hecha de intensa tristeza con sentimientos de pesimismo, irritabilidad, culpa e intranquilidad, con un alto riesgo hacia las ideas de muerte y al acto suicida. Por lo general, la depresión se presenta como un estado de inhibición o un síntoma bajo la forma de angustia que conlleva, en ocasiones, alterar el pensamiento y el comportamiento de las personas que la padecen.

Según la OMS, “se calcula que más de 322 millones de personas, en el mundo, padecen algún tipo de depresión. Y Colombia, según la OMS, se encuentra entre los altos promedios de depresión con el 4,7 % de los colombianos que sufren esta condición.” [1]  Sarcástico pensar que la depresión, más que una pandemia, genere porcentajes tan elevados de afectación anímica, en las personas, a nivel mundial.


El sentimiento depresivo, genera momentos de agobio y estrés al recordar situaciones en las que se ha sido feliz o triste. Sin embargo, la persona,  puede evocar momentos felices del pasado sin generar  ansiedad y ser, a su vez, los recuerdos una vía de escape ante ésta inquietante sensación de pesadez. El individuo depresivo,  vive como si el presente y el futuro próximo no tuvieran situaciones por las cuales ser feliz; pareciera que todo tiempo pasado fuera mejor y el presente se torna en una sensación de lentitud exhausta y densa; algunos factores considerados como detonantes depresivos son: La soledad, dificultades financieras, problemas en el matrimonio o en las relaciones de pareja, ser víctima de abuso y/o abandono, la migración,  problemas de salud, pérdida de seres queridos, pérdida de trabajo, consumo de sustancias psicoactivas; entre otros. Para combatir la depresión o melancolía, es importante que, desde el ámbito de la psicología, se oriente y se acompañe a la persona desde técnicas de psicoterapia que permitan asimilar y afrontar los pensamientos negativos que conllevan a la autodestrucción mental y física. 

Cuando la gravedad de la melancolía  llega al estado de trastorno debe tratarse como una enfermedad y es vital iniciar un tratamiento especializado que permita el uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina con el propósito de mejorar el estado del ánimo, regular los ciclos de sueño-vigilia y el reloj biológico.

La depresión o melancolía, de la que poco se conoce su bioquímica y origen en quienes la padecen;  puede ser abordada, desde la perspectiva fenomenología, para entender las  muchas causas y  modificaciones del sujeto que la lidia como un trastorno mental. De hecho, la depresión no, necesariamente, implica la razón por la que una persona acuda a un psicólogo; por tal razón, la  tarea del profesional, en esta rama de la salud mental, es entrever más allá de lo que  el paciente expresa,  para poder detectar, sutilmente, esta psicopatología mientras la persona narra sus experiencias internas. De lo contrario, este sentimiento de agobio pasaría a ser inadvertido y visto como una  mera expresión intensa de X emociones negativas.

Para muchas personas, la depresión es el acto a la potencia del proceso creativo; así, artistas a lo largo de la historia se han dejado poseer de esta patología como musa de inspiración; por ejemplo, León Tolstoi, es más recordado por sus novelas de corte universal, que por su padecimiento melancólico descrito en su ensayo ‘Mi confesión”: “Mi vida se había detenido de golpe. Podía respirar, comer, beber, dormir. En realidad, no podía evitar hacerlo, pero no había una vida verdadera en mí” [2]. Tolstoi, fue crítico de sí mismo y cuando su depresión empeoró, siempre se recriminó no haber tenido el valor de suicidarse. De igual manera, la depresión se representó así misma a través de las obras de artistas como: Ernest Hemingway, Alejadra Pizarnik, Fran Kafka, Virginia Woolf, Francisco de Goya y Edgar Allan Poe; entre otros.



[1] Informe OMS. Recuperado de: https://www.javeriana.edu.co/mentalpuntodeapoyo/?p=281

[2]Recuperado de: www.lectulandia.com Libro Confesiones; Pág. 15 cap. IV

http://olimpiadasquindio.ddns.net/principal/bibliotecags/Confesion%20-%20Leon%20Tolstoi.pdf


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