lunes, 13 de septiembre de 2021

SER SEXUAL: HABLEMOS DE SEXUALIDAD...


MÉNAGE À TROIS
-TRIOS SEXUALES-



Cuando de secretos de cama se trata el “Ménage à trois” resulta ser la alternativa más atrevida y provocadora que optan, algunas personas, como  realización del deseo ante una fantasía erótica; la expresión francesa “Ménage à trois” indica el acuerdo sexual en el que participan tres personas y es válida cualquier combinación; es decir, pareja casada con amante y acuerdan la experiencia sexual sean dos hombres y una mujer o dos mujeres y un hombre o tres mujeres o entre tres hombre. Aunque el “Ménage à trois” es sexo grupal, no se considera como orgía por ser sólo entre tres participantes. La orgía, corresponde a las prácticas sexuales en las que participan por lo menos cinco o más personas; sin embargo, pese a ser los griegos quienes crearon el término orgía y ser considerados como uno de las primeras culturas que practicó este acto sexual; es de indicar que, a través de la obra del poeta Eurípides, las orgías se realizaban como rituales de culto que practicaban al dios Dionisio o Baco, relacionado a la fertilidad y al vino, cuyas celebraciones, conocidas luego como ‘bacanales’ en Roma, eran la mezcla inspiradora entre la embriaguez, el teatro, la locura, el ritual y el éxtasis. En la literatura griega, se asocia el ritual dionisiaco al inicio de la primavera; comenzaban con una procesión, a la luz de las antorchas, en la que desfilaban hombres y mujeres; se sacrificaban animales, se comían la carne cruda, se consumía sustancias alucinógenas, se bebía alcohol y se daba rienda suelta a los impulsos sexuales entre mujeres; así es, las orgías comenzaban por la noche en montes o claros de los bosques y ningún hombre estaba presente mientras las mujeres adoraban a Dionisio, era prohibido. En la actualidad, la orgía, es sinónimo de bacanal y se asocia al tumulto y desorden desmedido de extravagancia o desenfreno que puede ser exclusiva entre homosexuales o bisexuales; nada que ver con las celebraciones griegas relacionadas a un ritual religioso que, dentro de despliegues de liberación simbólica, dieron inicio a la literatura y arte correspondiente a la tragedia griega.   Dicho lo anterior, la práctica sexual del “Ménage à trois” o triángulo amoroso, es una variante del sexo que tiene como fin el placer mutuo al incorporar a otra persona en el juego sexual en ‘la cama’; sin embargo, el triángulo amoroso puede implicar drama y problemas al aparecer sentimientos de amor o celos entre los participantes de este inusual pacto. 

(1)
Como ejemplo, el “Ménage à trois” más apabullante fue el que practicó la psicoanalista, coleccionista de genios, Lou Andreas Salomé con los pensadores Paul Rée  y Friedrich Nietzsche; lo anterior, se tornó en un mal tema amoroso para el filósofo Nietzsche, luego del recibir un No como respuesta a la proposición de matrimonio que hizo a Salomé. Paradójicamente fue Nietzsche,  quien planteó este trío intelectual  de “trinidad de espíritus libres” que lo llevaría a una profunda depresión con tendencias suicidas y que no sería impedimento para que Salomé y Rée mantuvieran relaciones sexuales durante un buen tiempo. Por su parte, Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre, pareja de filósofos franceses, no sólo compartieron la pasión por el pensamiento existencialista y la escritura, el “Ménage à trois” fue un placer compartido hasta tal punto que llegaron a la poligamia; así, Simone de Beauvoir, se declararía bisexual mientras que Sartre, sólo sostendría relaciones sexuales con mujeres. 

Esta relación de pareja, que duró alrededor de medio siglo, catalogada como símbolo del “amor libre”  basó su pacto y confianza desde la postura del amor necesario y el amor contingente; así, Simone sería, para Sartre, un amor necesario y sus muchas mujeres, con las que mantendría relaciones sexuales, serian su amor contingente; algo así como esos amores que, aunque pueden llevarse a cabo con pasión e intensidad, siempre serán cambiantes en el ir y venir del presente; por lo contrario, el amor necesario, es el que no sólo está unido por circunstancias sexuales; es una amistad íntima que representa más que amor. Pero, el pacto y la confianza forjados, en esta pareja, se quebrantaron ante el ser y la nada al decidir Sartre,  adoptar a Arlette y convertirla en la heredera universal de sus derechos literarios.

Hacer un trío, podría estar, para algunas personas, en la lista de pendientes respecto a fantasías sexuales; pero lo cierto es que, aunque suena excitante tener sexo con dos personas, también surge la idea de los malentendidos o incomodidades que puedan aparecer. De hecho,  las anteriores experiencias de “Ménage à trois” o triángulo amoroso, permiten entrever que la trasgresión de un pacto puede ser riesgoso; más aún, para una pareja que sólo busca el placer por placer de una fantasía sexual con el “Ménage à trois.” 
Un trío, es una experiencia que implica intensidad a la vida sexual; puede brindar variedad e intimidad a tu relación en cualquiera de las combinaciones de género posibles, usualmente, se práctica con alguien que se tiene una relación sentimental de por medio; y,  aunque, algunos  psicólogos, sexólogos defiendan el “Ménage à trois” o triángulo amoroso como  el medio que otorga la libertad de explorar o probar el contacto para descubrir sensaciones nuevas; es conveniente tener muy definidos los parámetros con los que se va a realizar el trío; más aún, si existe un  vínculo sentimental. Es importante trazar los límites; de lo contrario, el triple placer se puede convertir en una triple molestia que puede generar grandes conflictos y dificultades. Toda sexualidad es frágil, vulnerable y el vínculo sexual puede generar, en algunas personas, el binomio emoción-dependencia ante el desempeño sexual de las personas implicadas; por tal razón, para la práctica del Ménage à trois” se debe estar dispuesto a participar bajo la condición del sentir y no pensar; sólo es sexo, libre de prejuicios, sin ataduras ni apego emocional. Así que, los sentimientos de culpa o los celos deben ser evitados porque no sólo afectarían directamente la salud emocional sino la estabilidad o confianza entre los participantes. 

De este modo, la pareja que practique el Ménage à trois debe estar convencida que el trío sexual no afectará la estabilidad emocional que han construido como pareja; por lo contrario, verán esta práctica sexual como una experiencia  gratificante de la cual se va a disfrutar y ampliar el registro erógeno del cuerpo sin percibir o sentir como amenaza a quien participe del encuentro; más aún, si es con un conocid@o amig@ con quien se va a realizar. Es preciso mencionar que el “Ménage à trois” no es el método  adecuado para salvar noviazgos o matrimonios que pasan por malos momentos; no es un mecanismo para mejorar la vida sexual, sería el peor error que se haga para complacer a la pareja, por miedo a que se enoje o a perderle y tampoco es un permiso viable para la infidelidad. Hacer real el deseo de una tríada seductora, implica hacerlo por convicción propia ya que, genera un cambio tanto en el  comportamiento sexual como en las actitudes que se esperan durante y después del encuentro; por lo tanto, es importante la seguridad y la responsabilidad de asumir los riesgos que conlleva el “Ménage à trois.” Un trío no puede hacerse desde el miedo, la comparación o con el sentimiento de abandono o proyección a la infidelidad; por esta razón, es indispensable ser sincero con uno mismo a la hora de tomar una decisión de estas; pues, para algunas parejas puede resultar la experiencia negativa y dolorosa como abrir la caja de Pandora. Nada placentera. 

Para el “Ménage à trois” es absurdo tomar como referente la pornografía; el porno es el peor referente en temas de sexualidad, imitarlo en la realidad puede ser desastroso y desvirtúa toda connotación del erotismo ante actitudes irreales sobre el sexo; la idea de que el coito es la práctica central en un encuentro sexual, es totalmente ilógica; penetración no es sinónimo de sexo. La piel es el órgano sensitivo más amplio; así que, la exploración mutua y la química sexual son necesarias al considerar las lamidas, mordidas, besos o frotes sensuales como  fuentes de obtención de placer.  El “Ménage à trois”, permite explorar el voyeurismo al realizar el doble papel de protagonista y espectador durante cada escena sexual; de hecho,  para algunas personas, el ver a la pareja teniendo sexo es cumplir un deseo que incrementa la fogosidad sexual, durante esa montaña rusa, de sensaciones que implican la adrenalina, el morbo y hasta masoquismo al sentir la combinación entre el deseo con el  juego, el placer y los celos. Así que, para quienes deseen cumplir esta variante de práctica sexual, es  importante: Acordar con la pareja, pensar bien en los  pro y los contra personales y vinculares, evitar relaciones con personas desconocidas y, lo sustancial, que el “Ménage à trois” no se establezca como la única condición de obtener placer sexual en una relación de pareja.

[1]Nosotros tres Lou Andreas Salome, Friedrich Nietzsche y Paul Rée. Fotografía. Ver IMAGEN recuperado de:                        https://c2.staticflickr.com/2/1788/42306975404_56f0f10dab_z.jpg

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SEXO ENTRE MUJERES


La fantasía sexual más recurrente, y en gran medida en el imaginario masculino, es la práctica sexual entre mujeres; el pensar tener a dos féminas a su “disposición” y del cuidar la “igualdad” para que ninguna se sienta eliminada, durante el acto sexual, pareciera provocar el clímax en la mente del hombre que tiende a estas fantasías; pero, la realidad es que la sexualidad femenina no se puede condicionar en torno a la existencia de un pene, sería limitar el placer del sexo entre mujeres ante la curiosidad, por poco mórbida, de los sujetos que idean al sexo con la penetración fálica. Cuando dos mujeres se acarician entre sí,  no es por falta un 'semental' para que les de placer penetrándolas; por Lo contrario, no necesariamente  la penetración es la clave para el orgasmo en una mujer y el conocer la anatomía femenina, sin ideas preconcebidas, resulta ser una aventura quimérica para quienes se atreven ir más allá del elemental movimiento físico del satisfacer el apetito sexual. De hecho, la clave de la sexualidad está en la mente y del cómo jugueteamos con nuestras fantasías y se impulsa nuestra creatividad; bien vale decir, no hay mejor afrodisíaco que la imaginación. 

El lenguaje sexual permite descubrir, sin límites ni culpas, preferencias sexuales en la anatomía de los cuerpos;  y con el pensamiento, ligado al imaginario erótico, las mujeres humedecen de sensaciones, acciones, aromas y sentimientos el espacio del deseo. Todo un ritual libre de prejuicios como la pasión manifiesta hacia su amante Vita Sackville-West (poetisa y novelista inglesa) de la escritora británica Virginia Woolf:

“Vita, deja a tu marido e iremos a Hampton Court a cenar juntas al lado del río y  a pasear en el jardín a la luz de la luna. Llegaremos a casa tarde, nos beberemos una botella de vino y te diré todas las cosas que tengo en mi cabeza, millones, miríadas. No se agitarán durante el día, solo en la oscuridad, junto al río. Piénsalo. Deja a tu marido, te digo, y ven”. (1)

El imaginario erótico hace del cerebro el mayor cinematógrafo de escenas sexuales que, incluso, aparecen mientras se sueña; por lo tanto, la sexualidad no está reducida sólo a las zonas erógenas. Aunque para la teoría Freudiana, el imaginario erótico manifiesta un deseo frustrado y una falta de satisfacción en el sexo que desea ser compensado por medio de una fantasía; algunos psicoterapeutas como Brett Kahr (2), consideran las fantasías sexuales como: “un pensamiento o conjunto de pensamientos conscientes que incluye la representación de uno o varios actos sexuales, de una o varias escenas sexuales, de imágenes sexuales y con frecuencia de lenguaje sexual, la totalidad de las cuales en muchos casos producen sensaciones placenteras que van del disfrute mental a la estimulación física de los genitales”. 

Sin embargo, el imaginario empleado, en gran mayoría, dentro de las películas porno es inexacto y hasta ofensivo al recrear historias sexuales lésbicas sobresexualizadas que terminan por  tergiversar las relaciones sexuales entre mujeres. El sexo lésbico que se ve, en muchas ocasiones, carece del sentido sexual femenino y lo único que venden es un espectáculo coreográfico creado para que los hombres puedan cumplir con sus fantasías masculinas que terminan por originar lentes voyeuristas  al reducir a las mujeres en fetiches.     La sexualidad entre mujeres es más que un acto físico; entre mujeres, el disfrutar, el tocar y el besar, genera un acto emocionalmente más próximo que sólo corporal. Las mujeres,  poseen todo un mundo de posibilidades creativas para pasar estupendamente durante el sexo. De hecho, se necesita más representaciones realistas del erotismo femenino y menos  miradas misóginas hacia la sexualidad entre mujeres.

Por lo general, las mujeres, si disfrutan de buen sexo entre ellas y es importante dar luz a ese carácter oscuro del pensamiento que limita las fantasías sexuales, entre mujeres, como tabúes sociales. La sexualidad, es un croquis social que involucra, en el humano,  aspectos: psicológicos, biológicos, culturales, socioeconómicos, éticos, religiosos o espirituales. De hecho, si la sociedad llegara estar libre de estigmas de orientación sexual probablemente, un buen número de personas, sería bisexual.

El placer provocado entre mujeres es más sensible, porque son capaces de disfrutar de cualquier rincón del cuerpo y de la piel; es más erótico, porque se extasían viendo como su pareja disfruta del placer dado y es más intenso, porque insisten en el obtener orgasmos clitorianos. Hay hombres que nunca comprenderán el por qué, existen algunas mujeres que tardan más que otras para lograr un orgasmo… La estimulación del clítoris, entre mujeres,  puede ser de lo más diversa con juegos sexuales y mucha imaginación entre las posturas que busquen el encuentro de ambas vulvas y una estimulación o roce indirecto o directo del clítoris. Una de las posturas más conocidas es el tribbing o “la tijera”. El termino tribadismo “deriva de la palabra griega τριβάς (tribas), las tribas se consideraban a la lesbiana más vulgar” (3). Los griegos y romanos admitieron la atracción romántica y física por los miembros del mismo sexo; sin embargo, pensaban que la actividad sexual entre mujeres era imposible; por tal razón, “la mitología asociaba popularmente a las lesbianas con clítoris agrandados o incapaces de disfrutar de la actividad sexual sin la sustitución de un falo.” (4).

Ahora, algunas mujeres consideran que la postura asociada al tribbing no es práctica e incluso imposible de hacer pero, como en cualquier encuentro erótico, todo depende de la flexibilidad y de la experiencia de las personas que participan. Por lo general, la obsesión hacia esta postura nace de las escenas de sexo del porno lésbico que lo “erotizan” y en realidad el tribbing suele ser el acto, de mujer a mujer, que involucra frotar su vulva contra cualquier parte del cuerpo de la pareja. Así que, derrumbemos el mito que el sexo entre mujeres se limita sólo a la postura de “tijera” o sólo al sexo oral, para eso existe un emporio de juguetes eróticos excitantes,  para obtener el suficiente placer en la medida que se estimulan pues, no hay nadie que conozca mejor el cuerpo de una mujer que otra mujer; además, el sexo entre mujeres es entre mujeres reales y no entre pornstar. 

Es importante comprender que el tener sexo una mujer con otra mujer, no implica que sea lesbiana, puede ser bisexual o una mujer heterosexual que deseó cumplir con otra mujer una fantasía sexual; sin embargo, es vital tener cuidado con la otra mujer y no hacerle daño; recordemos que, la sexualidad entre mujeres es más que un acto físico y que un encuentro sexual es un acto emocionalmente más próximo y no sólo corporal por lo que puede implicar sentimientos. Ahora, si después del experimentar una relación sexual una mujer con otra mujer surge una atracción emocional, afectiva, más duradera;  es importante la autorreflexión y la comunicación franca respecto a la orientación sexual que se esté generando. Lo anterior,  permitirá a la mujer ir un escalón más allá para poder comprender y ser más empática ante la situación que enfrenta y en caso de necesitar un profesional, dentro del campo de la salud mental, existen terapeutas y psicólogos con un amplio conocimiento sobre la sexualidad humana y una actitud positiva ante la diversidad de género; una terapia (de las que son empleadas para estos procesos )es la terapia de afirmación del género, la cual permite el desarrollar plenamente una identidad masculina o femenina.

[1]. recuperado de Revista pliegos. http://publicaciones.portalfarma.com/Pliegos/144/34/

[2]. recuperado: https://www.balintconsultancy.com/?page_id=78. Sexo y fantasías.

[3] y [4]. Recuperado de https://gaz.wiki/wiki/es/Tribadism


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AMORES FETICHES



El sexo es una necesidad fisiológica que, de forma transversal, recorre la vida de cada ser humano desde su nacimiento hasta su muerte;  y aunque, tradicionalmente se la ha relacionado con la reproducción, es un fenómeno tan complejo que integra a la persona y marca su identidad. La sexualidad, como cualquier necesidad, debe satisfacerse así como cuando se tiene hambre, el apetito aparece o como cuando se está agotado, el sueño aparece… 

Hay personas especializadas para crear pretextos que conlleven a un buen sexo: Sexo de aniversario, sexo de reconciliación, sexo de celebración, sexo de cumpleaños o de feliz año, sexo por un buen día o un día horrible, sexo por ser mejores amigos; en fin. 

Sin embargo, esta necesidad suele causar insuficiencia cuando los deseos sexuales tienen múltiples expresiones y desean exteriorizar las fantasías de pensamientos asociados a la penetración coital, anal o bucal; a caricias de todo tipo y por todo el cuerpo por medio de juegos, prendas u objetos que, dentro de la intimidad, conlleven a la excitación erótica o la facilitación y el logro del orgasmo. Cuando se trata de deseo, de placer o preferencia sexual, no existen normas escritas sobre lo que debe o no debe de gustar. Cada persona tiene sus propias inclinaciones, particularidades o fantasías.  

Quizá, has oído hablar del escritor francés Víctor Hugo, pues  tiene un historial sexual tan largo como su novela “Los Miserables” (donde se narra las desventuras de Jean Valjean.) Su desayuno preferido era una prostituta. Cuando el escritor francés murió, puede ser cierto, los burdeles de París cerraron en honor a quien tanto trabajo proporcionó. Por su parte, James Joyce, escritor irlandés y reconocido por su obra Ulises, se excitaba con  el olor de las bragas de su amante especialmente si estaban sucias (entre otras cosas)…

“Te habrán impresionado las cosas sucias que te escribo. Quizás pienses que mi amor es una cosa sucia. Lo es, querida, en algunos momentos. Te sueño a veces en posiciones obscenas. Imagino cosas muy sucias, que no escribiré hasta que vea qué es lo que tú me escribes. Los más insignificantes detalles me producen una gran erección. Un movimiento lascivo de tu boca, una manchita color castaño en la parte de atrás de tus bragas, una palabra obscena pronunciada en un murmullo de tus labios húmedos, un ruido sin recato, repentino, de tu trasero y entonces asciende un feo olor por tus espaldas. En algunos momentos me siento loco, con ganas de hacerlo de alguna forma sucia, sentir tus lujuriosos labios ardientes, chupándome, follar entre tus dos senos coronados de rosa, en tu cara y derramarme en tus mejillas ardientes y en tus ojos, conseguir la erección frotándome contra tus nalgas y poseerte sodomíticamente.” [1] 

Un fetiche  puede subir el estado anímico y despertar el deseo en la persona, eso no hace del individuo un pervertido o un enfermo. El fetichismo sexual no es una práctica desconocida, hay más personas, de las que piensas, que comparten sus gustos entre sí para provecho durante el coito. Los pezones o los genitales, no sólo son la única fuente de placer “fetiches” aceptados en la sexualidad; se puede degustar de diferentes partes del cuerpo (la más habitual es la podofilia, es decir excitarse con los pies) sin que haya una fijación o parafilia sexual hacia esa parte.  Todo el cuerpo, como mapa del deseo, resulta de especial predilección para la diversidad de unos u otros durante la excitación sexual y el sentir este placer no catalogará a la persona dentro del trastorno fetichista más aún, con una pareja que lo consienta. Otros fetiches habituales son: Los zapatos de tacón, lencería, usar prendas de látex o cuero, el vestir con ropa de ejecutivo, el  fumar, el vestir ropa interior del sexo opuesto, el uso de ciertas palabras, el juego de roles (atado, azotado o humillado) y la utilización de objetos inanimados relacionados al BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo) como los arneses, látigos y cadenas que resultan ser un generador de fantasías sexuales en busca de desencadenar historias disfrazadas tras los objetos que encienden el deseo. 

¿Cuáles son tus fetiches sexuales?  ¿Lencería?  ¿Zapatos de tacón? ¿Los pies?..

El fetiche por los pies, comprende un amplio espectro de posiciones y acciones para complacer a los fetichistas; son un atractivo que disfruta alguien que generalmente, sin reglas establecidas, los usa como medio de estimulación sexual; usualmente, el gusto se puede dividir en dos categorías: pies limpios o pies sucios y se suma las preferencias como pies pequeños, pies grandes o ciertas formas de dedos (largos, pequeños, delgados, redondeados). Lo importante, es llegar a un grado de excitación, según las fantasías, a la hora de  simplemente verlos en pantimedias, besarlos, lamerlos, mordisquearlos o frotarlos con alguna loción o aceite mientras se mueven los dedos. Así que, los pies  crean una zona placer erótico para ciertas personas que sienten atracción sexual por este punto de la anatomía humana y que para otros es sólo una parte más del cuerpo con un fin práctico y especifico como el caminar.  En la actualidad, la obsesión por los pies se hace notoria y su feroz erotismo por medio de fotografías y escenas cinematográficas con contenidos eróticos conlleva a que, en  las redes sociales, surja una especie de fenómeno fetichista hasta el punto del crear espacios que permiten el acceder y compartir fotos por estas dos extremidades inferiores del cuerpo humano que llega a desencadenar un cóctel de sensaciones estimulantes en el fetichista.


Ahora, cuando la atracción sexual provocada por un objeto o por determinada parte del cuerpo es obsesiva o altamente compulsiva, el modelo de conducta corresponde a un trastorno fetichista pues, su excitación no está motivada por la persona sino en el acto sexual, despersonalizado, con los fetiches de preferencia para la obtención del orgasmo. El anterior comportamiento, no sólo puede destruir la vida laboral, social, y afectiva del individuo que lo padece (por exigir ciertos comportamientos extravagantes) sino que,  terminan por provocar un malestar significativo y psicológico en otras personas.

En el campo de la psicología, el tratamiento del trastorno fetichista puede consistir en varias formas de terapia, a largo plazo, como: la terapia cognitivo - conductual, el psicoanálisis tradicional; enfocadas, en el manejo del control de los impulsos, en la modificación de pensamientos y creencias o en el reconocimiento de las emociones que pueden detonar este comportamiento parafilico. En paralelo al proceso psicológico, la terapia farmacológica, para casos clínicos, coadyuva a reducir la frecuencia de pensamientos que despiertan sexualmente el deseo sexual. En la actualidad no se conoce con exactitud las causas y mecanismos de cómo se produce las parafilias y el cómo explicar de forma convincente el desarrollo y mantenimiento de estas conductas en los individuos.

[1] Recuperado de: https://www.librosdemario.com/cartas-de-amor-a-nora-barnacle-leer-online-gratis/17-paginas. Cartas de amor a Nora Barnacle. Joyce James.  

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EL PLACER SEXUAL DEL COMER

"TE COMO O ME COMES..."



Ncopular sino digerir el sexo como comida - donde el deseo se devora y permite ser devorado por las ganas del coito y del placer - llega a ser una práctica exquisita, dentro uno de los tantos juegos sexuales, que permite disolver la noción del tiempo y del espacio entre los orgasmos… 

Artistas como S. Dalí, hicieron del arte el medio para exhibir uno de sus tantos curiosos fetiches en relación con sexo/comida. En la obra titulada “Retrato de Gala con dos chuletas de cordero en equilibrio sobre su hombro”; el surrealista describe su percepción sexual al hablar de esta pintura en su libro “vida secreta”: "Al llegar a Port Lligat, pinté un retrato de Gala con un par de costillas crudas encima de sus hombros. Esto significaba -como supe más tarde- que, en lugar de comerla a ella, decidí comer un par de costillas crudas. Mis representaciones comestibles, intestinales y digestivas fueron adoptando un carácter cada vez más insistente para aquella época.” [1] Con Dalí, la comida y el surrealismo parecen ser los amantes perfectos.

G. Cerati, músico y cantautor argentino, dispuso sus  líricas, ricas en texturas, a un placentero ritual caníbal, en donde la desnudez y carnalidad de los cuerpos son sometidos al ávido apetito sexual: “Ah, come de mí, come de mi carne (…) Tomate el tiempo en desmenuzarme.” [2] Cerati, nos enseñó a seducir y a desear desde  la naturaleza insaciable del humano.  Así, entre metáforas de seducción, se estimula a la experiencia y a la excitación por devorar o ser devorado en vida.  

La imagen de tragar o ser tragados por alguien, puede ser espantosa y atemorizante; sin embargo, para ciertas personas, este acto sólo pertenece a un ambiente de dominación y  poder que genera gran excitación sexual. Mezclar sexo y comida, devorar o ser devorado, como algo sexualmente erótico, tienen un punto en común: “el placer que generan.” Son prácticas que, bien llevadas, logran erotizar y estimular a los amantes.   

El deseo por comer alimentos, durante la relación sexual, hace que sea más explosiva y satisfactoria, entre quienes usan esta práctica. En el Kamasutra, se mencionan alimentos afrodisíacos y hasta atrayentes; por ejemplo, la miel, el aceite de mango, el chocolate o la leche; entre otros. En la actualidad, se encuentran accesorios comestibles tales como: tangas, pulseras, trajes o lubricantes de sabor que permitan incitar la imaginación durante un momento único e inigualable para cualquier ser humano que desea comer y ser comido. 

Estos juegos eróticos, con relación a el sexo, permiten crear lazos afines entre hombres y mujeres en la cama; sin embargo, estas aficiones, sexualmente excitantes, suelen tornarse en parafilias cuando llegan a causar: molestia, ansiedad, o riesgo lesivo (agravante) entre quienes las practican. La Sitofilia y la Vorarefilia, son trastornos parafílicos que, incluso, pueden a afectar la capacidad de sostener una relación sexual, recíproca, sensual y convertirla en una experiencia oscura y traumática entre quienes la realicen. 

El término Sitofilia, se asocia a la práctica que mezcla imaginación, erotismo y comida como un estímulo sexual; esta filia sexual, tiene diversas expresiones que implican cubrir el cuerpo con comida o bebidas para luego proceder al acto del comer o beber. La Sitofilia más elaborada es el nyotaimori (♀) y nantaimori (♂); consiste en usar el cuerpo de la mujer y del hombre como bandejas para comer sushi. En la Sitofilia, también, es frecuente usar alimentos procesados, verduras o frutas con forma fálica para el placer de la masturbación y de la penetración. La práctica de esta filia puede llevar, o no al acto sexual.

La vorarefilia, es vinculada a las ideas de recurrentes fantasías sexuales de devorar o ser devorado en vida por otra persona, sea parcial o totalmente, sin ser necesario que el comer se realice a través de la ingesta. En ocasiones, suele ser confundida con el canibalismo sexual; en donde el objeto de deseo, es la excitación por comer carne humana. Existen diferentes tipos de esta filia sexual; entre estas el soft vore y el hard vore.

Más allá de cualquier lectura moralista errónea, estas fantasías, generadores de gran excitación sexual, se tornan en la gran tragedia del deseo humano con su “naturaleza insaciable”, que, en algunos casos, puede exceder en decadencia mental y física cuando son catalogadas como parafilias en el sujeto que lo supone. Las parafilias sexuales son comportamientos y hay que diferenciarlas de las fantasías sexuales.

[1] DALÍ, S. La vida secreta de Salvador Dalí. Fundació Gala-Salvador Dalí, Madrid, 2003. Recuperado de: https://issuu.com/fundaciodali/docs/galadal_imagenyespejo
[2] Entre Caníbales. Soda Stereo. 

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TRANSACCIONES SEXUALES  


El placer sexual no depende de estereotipos pero acrecienta el número de individuos que piensa que si copian o consumen lo que ve en las redes sociales y en páginas web XXX aumentará su satisfacción y rendimiento sexual; y es, en ese momento, donde la persona, impulsada por satisfacer sus fantasías, se atreve a dar el salto hacia el contacto íntimo y sin compromiso. Es  así que, un clic, una aplicación, un mensaje por Whatsapp o hacer una llamada, son los  facilitadores entre las personas que buscan ir más allá de la necesidad de intimidad…

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Efectivamente, las propuestas son atrayentes y para todos los perfiles. Todo un cóctel de sensaciones y alternativas, que se ve en la  industria pornográfica; ahora,  al alcance del Whatsapp y, por supuesto, después de efectuar la transacción. A una conexión real, se encuentra la persona, que permitirá materializar la quimera que se interna en la mente humana. 

El sexo se paga, tanto por mujeres como hombres, para sentir durante la práctica el  prototipo de sexualidad que les permita asumir, en algunos casos, el rol “pornstar.” Pero, en otros casos, se paga por no sentir la soledad afectiva, por abstinencia sexual, por timidez, por temor o por otras inhibiciones. Las razones o justificaciones pueden ser múltiples; pero quizá,  la más básica sea la facilidad e inmediatez del sexo pago; no sólo se elimina el esfuerzo en trabajar por un vínculo; también, se elimina la incertidumbre entre las personas que lo desean. Tan sólo es necesario disponer del dinero, pagar los servicios y éxito afirmado.

En “ciertos” hombres, el pagar por sexo les permite saldar el pensamiento disociado de una vida sexual no satisfactoria; así, mientras brota el deseo por la mujer que encarna las bajas pasiones terrenales con lujuria; también,  brota el deseo por la novia, la esposa, de conducta inocente y de instinto maternal. 

El hecho es que,  después de realizar la transacción comercial; las faenas, que “moralmente” no se hacen con la persona “amada” o con la madre de los hijos; no dudan en hacerlas con la persona paga que va compensar esas miles de sesiones de sexo doméstico. En el sexo pago, no hay protocolos y se da la libertad para probar determinadas prácticas que pueden resultar embarazosas y excluidas del contexto del común vivir.

Aunque, la  motivación a las transiciones sexuales, puede permearse en una tensión constante de excitación, tiene un fin único y preciso: “calmar o suprimir ese estado de tensión interna.” Desde el psiquismo, el fin se cumple al descargar las tensiones en objetos sexuales, sólo para el placer; en este sentido, los sujetos, pagos, se convierten en objetos de satisfacción exótica de la libido.

Desde la perspectiva del psicoanálisis, el impulso constante de la excitación es como una energía decidida a buscar, en diferentes vías, la pérdida  del objeto deseado y placentero durante la infancia; por tal razón, se intenta  "reencontrar" a lo largo de la vida ese objeto/satisfacción a través del sexo, sus fantasías, sus fetiches, su voyeurismo o cualquier otra parafilia. S. Freud, describe este impulso como la pulsión sexual, una fuerza libidinal que sustituye al instinto en el ser humano y que incita al deseo a satisfacer un fin. Lo sarcástico, es que la satisfacción no existe en el objeto mismo sino en el recorrido de su actividad para alcanzarlo; evadiendo a su vez lo improbable: “La satisfacción absoluta.” Es así que,  de entrada, el objeto pago está revocado, sólo es un cóctel de sensaciones y alternativas, ante las visibles posibilidades de elección para satisfacer el placer, durante una búsqueda, insuficiente del deseo.

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SEXUALIDAD VS.PORNOGRAFÍA


La sexualidad se hace plena  cuando existe la coherencia entre el deseo y lo que tenemos, sin los estereotipos que influyen en nuestras creencias de manera perpetuada a través de medios de comunicación que indican el cómo se debe ser, ver y practicar en pleno la sexualidad. Vivimos rodeados de una hipersexualidad desbordada  y desfigurada por medio de la cual, se antepone el deseo propio que prevalece sobre el otro.  Lo cierto es,  que las creencias y las fantasías respecto a cómo debería ser la vida sexual en pareja, se ven altamente permeadas ante contenido pornográfico y sexual que actualmente existe en un uso generalizado de internet.

Aunque la pornografía,  puede resultar negativa o positiva desde la óptica que se  analice, cumple con el objetivo de excitarnos. Pero el componente estético y la fantasía que juegan entre sus escenas,  se alejan de cumplir los criterios de la realidad.   Es decir, el consumidor de pornografía, genera la expectativa que las personas con las que sostenga relaciones sexuales, actúen de la misma manera que las personas que se ven en los vídeos, pero, la sexualidad humana está muy alejada de esa realidad, las relaciones sexuales humanas no son un asunto de espectáculo, de pantallas.

La pornografía está sujeta a producir un desencuentro entre las expectativas y una vida sexual coherente entre el deseo y lo que tenemos. La pornografía,  sólo es un medio de entretenimiento que puede distorsionar el deseo ante parámetros visuales que "dicen" generar el placer sexual y que no, necesariamente, están sujetos  a generar orgasmos placenteros. Lo cierto es,  que para una satisfacción garantizada, el cerebro debe ir al órgano sexual  y no el órgano sexual   al cerebro.

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LA MASTURBACIÓN EN LA SEXUALIDAD

Suele pensarse que una persona es sexualmente activa, cuando tiene relaciones sexuales con una u otras personas. Pero, podrá ser considerada la masturbación como parte activa en la vida sexual del sujeto? La masturbación, se obtiene mediante cualquier tipo de provocación física y directa; se realiza de forma individual y, en ocasiones, esta autoestimulación permite explorar el cuerpo y descubrir cuáles son esos puntos que al estimularlos incrementan la satisfacción sexual y producen placer. 

Aunque, ha sido un tema polémico y lleno de mitos, podemos afirmar que es la actividad sexual más segura que existe, no hay riesgo de contraer Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) o tener un embarazo no deseado.

El acto de masturbación lo realiza tanto el género femenino como  el género masculino, y se realiza en cualquier etapa de la vida. En beneficios psicológicos, la masturbación, como una técnica dentro la terapia sexual, permite el desarrollo psicosexual y la posibilidad que tanto hombres como mujeres se conozcan a sí mismos, descubran sus genitales y el cómo funciona mejor sus cuerpos al ampliar la suma exótica del placer sexual en la cama. 

Durante la masturbación, se promueve una lubricación más adecuada, en caso de mujeres, y se libera niveles mucho más altos de algunos neuroquímicos; cuando la masturbación llega hasta el orgasmo, la hormona del amor, conocida como oxitocina,  aumenta beneficios que incluyen: el placer, la reducción del estrés, tener mejor sueño, mejora la confianza e incrementar actividades creativas y comunicativas. La dopamina, potente neurotransmisor, estimula al individuo de manera bastante proactiva y, ambas hormonas  consiguen, incluso, anular temporalmente el dolor.


La masturbación NO es distinción de personas solteras, no es  inmoral y no es un acto egoísta. Sin embargo, en algunas personas, la masturbación puede llegar a convertirse en una conducta compulsiva si los pensamientos son recurrentes en la mente. 

Si bien, la masturbación es el complacerse, por medio, del placer físico y mental que logra crear la desconexión total del cuerpo con un final placentero; puede llegar a desarrollar, en quienes sufren de masturbación excesiva, conductas, inadecuadas, que conllevan a problemas de pareja, crisis inter e intrapersonales y hasta el no placer sexual por las parejas.

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ALTRUISMO / EGOISMO SEXUAL



El altruismo sexual,  tiene como intensión que la pareja disfrute de los encantos del sexo; así, el altruista, sin preocuparse en satisfacer su propio gozo sexual, se entrega al acto más deseado en actitud de “sacrificio” al poner por encima, de sí mismo,  la intensidad erótica de la pareja durante el apareamiento. 

A esta mirada altruista,  se contrapone  la práctica del propio placer sexual;  que hace referencia al centrar la satisfacción sexual en sí mismo, en la necesidad y la capacidad del disfrutar el sexo sin tener en cuenta el placer ajeno.


Sin embargo, los extremos terminarían por ser fragmentos de la sexualidad; al llegar el altruista convertirse sólo como el medio para un fin y quien busca el propio placer sexual, terminar siendo el más egoísta  en la cama. Ambas prácticas, podrían afectar el bienestar sexual y alterar las cualidades eróticas implícitas tanto en la satisfacción de los encuentros sexuales como durante el  juego de la atracción física-sexual.


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